Queridos parroquianos: Hoy es el día sin Dios. Hemos conseguido lo imposible, lo impensable. El egoísmo , la ambición y el afán de poder de los seres humanos no tiene límite y hemos matado a Dios. Es una situación lamentable y que debería abochornarnos, pero Dios no piensa ni siente como nosotros. Ya lo vivieron los judíos en Babilonia. Habiéndolo perdido todo, decían: “En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia”. (Cántico de Azarías Dt 3, 38), Y, sin embargo, Ezequiel les anunció el oráculo del valle de huesos:“ Los judíos andan diciendo: «Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!» Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: «Pueblo mío, abriré tus tumbas y te
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